En pleno auge cibernético, época de los “nativos tecnológicos”,
el rol del comunicador se sumergió en un vaivén de modificaciones, no sólo en
materia técnica sino que también en su entorno. Hoy en día, las webs
independientes y blogs han tomado un protagonismo que, décadas atrás, era
impensado.
Los periódicos, revistas y las webs que pertenecen a grupos
empresarios, sin importar su alineamiento político, social y económico, se han
visto invadidas por periodistas freelance que carecen, en su mayoría, de haciendas
monetarias. Le “pelean” mano a mano y, no conformes, vencen a los medios de
comunicación ya instaurados en el tiempo.
El estéril panorama del periodista profesional no es, en
exclusiva, un efecto de la crisis, que ha llevado aprestado un decremento de
los ingresos de publicidad. Es por ellos que asevero, desde mi punto de vista,
que el periodismo no está en crisis sino el negocio del periodismo.
Algunos me preguntan, café de por medio, si es leal la
competencia entre los medios de comunicación con organigrama jerárquico y
aquellos que medios personales… Nos
trasladamos a la lógica pura. Mientras más gente (no periodista) genera contenidos
sin un objetivo monetario, más competencia se genera con aquellos que sí lo
hacen por dinero.
Existen varios puntos que podrían tornarse negativos. Todos,
sin excepción alguna, comunicamos. En el diálogo diario, durante el transcurso
del día, nos ubicamos en la vereda del
comunicador, no necesariamente necesitamos una radio, diario o web. Esto sucede
en las charlas con amigos, familia, vecinos y, ¿por qué no?, desconocidos.
Ahora, si de medios de comunicación se trata tendríamos que
hilar más finos. En ese ámbito, el contexto modifica – o debería hacerlo –
nuestra conducta. No es correcto hablar del mismo modo en una radio o en un recinto
familiar. Allí aparece el “Como lo contamos”…
En la prensa escrita, web o gráfica, el “Como” se refiere a
la sintaxis y el lenguaje que utilizamos. Debemos respetar las normas de
escritura básicas, aquellas que en la escuela primaria tan agobiantes nos
parecían. Allí circula la mayor preocupación de quienes, de alguna manera, nos
apasiona el mundo del lenguaje y de la redacción.
Si de aspectos positivos hablamos, tenemos que desviar la
óptica a la lealtad y objetividad con la que se emite el mensaje. Los intereses
de quienes “postean” contenido en la web
– medios freelance - pertenecen a los propios autores y no a las editoriales o
al personal jerárquico de una empresa.
La utilidad económica no se relaciona, hoy en día, con el
éxito. Ni tampoco nos condiciona ante nuestros ideales a la hora de edificar
una columna de opinión ni una nota para “nuestro” proyecto. Somos nosotros
mismos nuestros jefes de edición, correctores o directores de redacción.
El periodismo 2.0, carente en muchos aspectos de la
mediocridad e impunidad que reinan en algunos medios de comunicación, va
tomando envión y, de a poco, logra vencer en esta pulseada que no sabe de ”Rating”…
Sin más que decir, me despido con un gran abrazo.
Atte. Un
periodista blogger
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