viernes, 4 de abril de 2014

La comunicación y las TICs - Parte 1

Los tiempos han cambiado y las nuevas tecnologías se han instalado en diferentes modalidades, algunas tácitas que nos permiten llegar a la noticia y difundirlas, con o sin agregado  de opinión, en cuestión de segundos. No obstante, existen cuestiones a tener en cuenta si nos sumergimos en detalles “importantes” que pueden poner en tela de juicio la veracidad de lo informado.



Aquel extenso camino que debíamos recorrer para la reconfirmación de la confirmación del hecho o suceso que quisiéramos informar, hoy se reduce a cuestión de segundos. Eso, sí que resulta peligroso.

Mientras divagamos en este hermoso mundo tecnológico, nos llega un rumor, una tentativa de noticia, una “Bomba”. Allí surge la primer y, en la gran mayoría, única incógnita: ¿Será verdad?. Allí abrimos nuestras redes sociales, llámese Facebook o Twitter, o en su defecto  “googleamos” los datos que nos han llegado.  

¿Luego? Si la web, aquel mundo anónimo (muchas veces carecemos de firma), nos afirma el rumor ya nos proponemos a divulgar la información sin saber siquiera la autenticidad o no de la noticia.

Las redes sociales, el submundo de las falsas identidades, es utilizado hoy en día como una de las principales fuentes de información existente en el mundo de las comunicaciones y sus interlocutores confían en su veracidad para poder tener la primicia, esa bella vedette seduce a cada uno de los jóvenes comunicadores que deambulan por los Medios.


La necesidad de permanecer en la pantalla, aire o papel, juega su factor determinante en la conformación y desarrollo profesional de los trabajadores de prensa y, en reiteradas ocasiones, el “minuto a minuto” juega su mala pasada y sumerge al comunicador en el brete de desmentir lo ya informado. Lección para no ser reincidente en la falencia periodística y aprender del error.

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